Exposición de Tudela.
La
exposición que se relata en el vídeo, es sobre una exposición en un colegio de
Tudela en la que los niños han expuesto sus obras y son ellos mismos quienes
tienen que explicar qué han hecho, cómo y por qué.
En una primera parada para
reflexionar, Imanol nos plantea la siguiente pregunta: ¿quién sabe qué es lo
peculiar en esta exposición que está en ese fotograma? (imagen de una parte del
vídeo). Varias compañeras intentaron adivinar qué era lo extraño en esa imagen
congelada, pero finalmente caí en la cuenta que lo extraño era un mural cuyo
título era “Cómo hemos trabajado”. Este mural era lo extraño porque hoy en día,
desafortunadamente, en muchos centros educativos no se da valor al proceso sino
que es el resultado final lo que se convierte en lo primordial, cuando el
proceso y los pasos para obtener esos resultados es y debería ser considerado
por todos, lo más importante tanto a nivel personal como educativo de cada
niño.
En una
segunda parada, vemos otro aspecto importante a destacar. Vemos cómo la
maestra, está continuamente realizando preguntas obvias a los niños cuyas
respuestas ya sabe. Sería mucho más interesante si la maestra no interviniese y
los niños pudiesen explicar libremente y diesen su propia opinión ya que si la
maestra media tanto, condiciona las respuestas de los pequeños. La clave
principal reside en cómo se interviene para hacer que emerja esa información
sin ser la propia maestra quien la diga. Personalmente opino que la maestra
debería preguntar de manera no directa, guiar sus respuestas pero sin que en la
pregunta aparezca la respuesta. Por ejemplo: ¿qué os suscitan estas imágenes?
¿Con qué lo habéis pintado? En vez de preguntar, como hace esa profesora, ¿lo
habéis pintado con ceras, no?
Otra de las
cosas que me parece importante destacar de este vídeo, es el tiempo. Los
tiempos en infantil no son los mismos que los nuestros. La profesora no muestra
la suficiente paciencia para dejar que el niño tenga su silencio, lo piense, le
salgan las palabras porque es la maestra la que rápidamente interviene por él.
Considero que es primordial que como docentes aprendamos a respetar los tiempos
de los más pequeños, que aprendan a expresarse como ellos quieren ya que si
intervenimos por ellos siempre, puede que no desarrollen correctamente la
habilidad de expresión y les dificulte la tarea que en un futuro les pueda
servir de utilidad.
Así como
hay que aprender a respetar el tiempo de los niños, es importante que también
dejemos que éstos discutan sus propias decisiones ya que como podemos ver en el
vídeo, muchas veces los niños tratan de explicarse los unos a los otros por qué
lo han hecho así y no de otra forma y la maestra les interrumpe imponiendo su
voz sobre la de ellos. Otra cosa importante que debemos aprender a evitar, es
la repetición de todo lo que los niños dicen. Un ejemplo de esto, es que en un
momento el niño dice que lo ha hecho con rotuladores y la profesora recalca:
ah, ¿sí? ¿Con rotulador?
En una
cuarta parada del vídeo, vemos como a parte de los dibujos colgados, al lado de
éstos aparece un papel explicativo con información acerca del cuadro. Desde el
punto de vista educativo, es una pena porque es muy poco legible. Además de
estos papeles explicativos, están las cartelas en las cuales se pone el nombre
del autor, el titulo…
Como
comentario final al vídeo, decir que no se trata de un proceso de aprendizaje,
ya que si así fuese se produciría un proceso en el que los niños expondrían lo
que quisieran y como quisieran. Sí que es cierto que existe un proceso porque
la maestra les enseña cómo echas las gotitas, cómo hacer con el pincel con el
objetivo principal de obtener una determinada imagen, y porque todos los pasos
están diseñados para obtenerla; pero no existe aprendizaje como tal.
Además, y desgraciadamente, está
muy instalada la idea de que nuestra labor en educación artística es hacer
cosas bonitas, resultonas. En el momento en que pensamos que el objetivo de la
educación artística es ese, es cuando empezamos a decir esto hay que hacerlo de
esta determinada manera, y mientras nuestra concepción de educación artística
esté centrada en torno a esta idea, no vamos a hacer otra cosa más que
reproducir las actividades más espectaculares que nos encontremos. En el
momento que cambiemos el peso de ahí hacia el aprendizaje y estemos pensando,
trabajando y hablando sobre qué aprendizajes se están produciendo en cada una
de las actividades que estamos llevando a cabo, nos liberaremos de ser presos
del simple hecho de que nos salgan las cosas bonitas, espectaculares y
dejaremos de dar prioridad a dejar a los receptores de nuestras obras con la boca
abierta.
La actividad que propondría para trabajar de manera global todo lo
expuesto sería la siguiente:
Dotaría a mis alumnos de una paleta
de colores con témperas y pinceles, así como pintura de dedos de manera
individual. Además, también proporcionaría en el centro de la clase material
alternativo para que los niños tengan distintos recursos a su disposición y
puedan realizar como deseen el cuadro que les plantaríamos. Así pues, platearía
a los niños que realizasen una obra relacionada con el otoño dado que esta actividad
iría dentro del proyecto relacionado con el mismo. La obra debería ir en relación
a aquello que esta estación les suscite, o a un paisaje típico de esta
temporada, en definitiva, un dibujo de manera inducida (libre pero relacionado
con el tema que estamos trabajando).
Una vez que los niños terminasen
con sus obras, realizaríamos nuestro pequeño museo. Expondríamos todos sus
trabajos por el aula e indicaríamos en cada uno de ellos una cartela con el
nombre del niño que lo ha realizado y el título de la obra. Invitaríamos a los
padres y familiares a que viniesen a ver nuestra pequeña exposición y en ella cada
niño tendría que decir por qué ha realizado esa obra, qué materiales ha utilizado y las sensaciones
que le suscita.
En todo momento, yo me mantendría
al margen de toda intervención para dotar a los niños de la total palabra y que
con esta actividad desarrollen la capacidad de habla en público. Sin embargo,
dependiendo de cómo transcurriese la explicación de cada niño sí que ayudaría a
éstos si presentan alguna dificultad para expresarse pero siempre mediante
preguntas no directas, guiando pero sin dar las respuestas.