Arte como
realidad no visible y fantasías.
Para comenzar
a reflexionar sobre el arte como realidad no visible y fantasías, entendiendo
que esta última va de la mano de la imaginación, definiré ambos conceptos.
Según el
diccionario de la Real Academia de la Lengua, la fantasía es “una facultad que
tiene el ánimo de reproducir por medio de imágenes”. Me parece una definición
de lo más pobre y confusa. En la segunda acepción se comenta que es una
“ficción, cuento o novela, o pensamiento elevado o ingenioso”, lo que provoca
una mayor incertidumbre del que ya había provocado la definición inicial.
De la
palabra imaginación, el mismo diccionario dice que es “aprensión falsa de una
cosa que no hay en la realidad o no tiene fundamento”. Tras alguna
investigación que he realizado para poder empezar esta reflexión, he encontrado
a Joan Corominas quien establece que la fantasía e imaginación tienen el mismo origen,
y que en última instancia puede decirse sin mucho esfuerzo que son la misma
cosa.
Sobre lo
expuesto hasta ahora me gustaría indicar que aparte de ser definiciones que no
son del todo comprensibles, a mi parecer están contrariadas. Según mi percepción,
la fantasía es la que no tiene nada que ver con la realidad del mundo que nos
rodea ya que la considero una invención fantástica, una mentira. Un claro
ejemplo de ello son todas las producciones de Walt Disney las cuales
presentamos a diario a nuestros niños. Dichas producciones no son más que meras
invenciones sobre mundos no existentes y que intentan representar una realidad
no real. A su vez, y de nuevo desacorde con la definición del diccionario,
pienso que la imaginación es una facultad especial que tienen los artistas para
crear una realidad nueva a partir de la realidad en la que ellos viven.
Así como Walt Disney, los géneros fantásticos y de
ciencia ficción, como bien dice Kerry Freedman, se han convertido en una parte
importante de la cultura visual de los estudiantes, en gran parte por la gran
atención que prestan en cuanto a cuestiones sociales similares, tales como el
heroísmo, y a que visualmente son de lo más atractivas.
Las imágenes de la cultura popular de la ciencia ficción/fantasía se
reciclan en el arte estudiantil y algunos de los alumnos actuales, desarrollan
imágenes que se basan en esta cultura visual.
En referencia con la
educación infantil, decir que para trabajar la fantasía en este ámbito es
necesario abrir la mente y no dejarse vencer por la costumbre de representar
todo tal y como se ve.
Es, precisamente en la edad infantil cuando
tenemos mayor capacidad de vivir en un mundo fantástico, inventado por nosotros
mismos. La
fantasía supone pasar de un estado escéptico, en el que uno no se cree nada
hasta que lo ve o lo siente, a estar en un mundo completamente irreal en el que
cada uno puede pensar y hacer lo que quiera.
En
relación de la fantasía con el mundo de los niños, que es al que espero
dedicarme el día de mañana, me parece importante saber cómo potenciar ésta en
los niños. Por eso, me he documentando en una página web (http://sociedad.comohacerpara.com/n4704/como-estimular-la-fantasia-en-los-ninos.html) donde habla de cómo estimular a los
niños. Menciona que la estimulación que un niño reciba durante sus primeros
años de vida, es muy importante para su posterior y completo desarrollo. De ahí
la importancia de estimular su fantasía con acciones que podemos llevar a cabo
a lo largo del día: cantar, jugar… ayudando a las conexiones cerebrales.
Establece una serie de pautas para
estimularlos correctamente como por ejemplo leer libros que estimulen la
imaginación, motivarlo para que juegue a ser distintos personajes, utilizar
todos los espacios posibles, darles la oportunidad de que experimenten a través
de sus sentidos con diferentes materiales…
Según otra página, http://www.crecebebe.com/2009/11/15/las-fantasias-de-los-ninos/, las
fantasías, así como los sueños, se ven nutridas de los contenidos más reales de
la vida cotidiana, ya que a través de esta capacidad el niño logrará resolver
sus conflictos, superar sus miedos y alcanzar sus deseos. Para la resolución de
esos conflictos esta página propone que el niño deberá revisar sus experiencias
previas y cotejarlas con las actuales, elaborando así un plan de acciones
orientadas a resolver un conflicto. Considero importante esta afirmación ya que
en los sueños, las personas exponemos nuestros deseos, podemos vivir un momento
feliz, en unas eternas vacaciones con la gente que queremos estar…todo estimado
siempre por el dueño de la fantasía. Raramente aparecemos solos en un sueño y
es ahí donde la fantasía interviene en los deseos del niño respecto al contacto
social.
La página web anteriormente citada, se
menciona que “esta capacidad posee una estrecha relación con las habilidades
cognitivas y es una de las bases del pensamiento racional. A través de la
fantasía el niño elaborará sus primeras estrategias, habilidad relacionada con
uno de los principales valores de la ciencia: la predictibilidad”.
Así pues, estimulemos esta capacidad
mediante el arte. Considero que el arte es una muy buena herramienta para poder
trabajar la fantasía y la imaginación, ya que mediante ella podemos expresar
todo lo que queramos. Antes he hablado de que cuando soñamos, la fantasía se
hace presente. Pues bien, podemos utilizar el arte como medio para representar
esos sueños, esas ilusiones o esos deseos que sentimos y que muchas veces no
contamos con las palabras apropiadas para expresarlos/as y que sí podemos
hacerlo mediante una imagen; ya que como bien dice la Real Academia de la
Lengua, y en esto sí que estoy de acuerdo, la fantasía posee la facultad de
reproducir por imágenes.
Por lo tanto, una actividad que propondría para trabajar esta fantasía esta
imaginación con mis alumnos, y la cual también iría incluida en el proyecto de
realidad y ficción, sería:
En
primer lugar, leeríamos a los niños un cuento en asamblea sobre cómo se forma
el arco-iris.
Tras
la lectura del cuento, los niños, ya sentados en su mesas, realizarían un
dibujo sobre lo que más les habría gustado de la lectura mediante la
utilización de los materiales que más apropiados les pareciese; potenciando así
de manera más abierta la imaginación y la libertad de expresión. A parte de
realizar un dibujo sobre el cuento, pediríamos a los niños que crearan un
personaje que no apareciese en el cuento y que pudiese formar parte del mismo.
Tras la realización de este último dibujo,
cada niño debería explicar qué función tiene ese personaje en el cuento y por
qué ha dibujado ese y no otro.